Garriga empezó su afición desde que su país fue sede olímpica en 1992. Foto: Reuters.

Garriga empezó su afición desde que su país fue sede olímpica en 1992. Foto: Reuters.

Feb 19 2018 Por: MARCA Claro

Los coleccionistas de pines son toda una tradición en cada edición olímpica, y ya llegaron a PyeongChang 2018. Se trata de Frederic Garriga, que se enamoró de los pines cuando paseaba por la plaza de Cataluña en los juegos de Barcelona 1992.

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En Corea del Sur se ha instalado enfrente del Centro Internacional de Medios en la montaña de Alpesia, PyeongChang. El argumento es simple, ahí se pueden conseguir los pines de edición limitada y por tanto los que son los primeros en terminarse.

Su presencia en PyeongChang es la docena de apariciones en el escenario olímpico, entre juegos de verano e invierno, cada pin representa una historia, un origen y un diseño diferente. Viaja a la sede olímpica con los pines repetidos, los que son únicos se quedan guardados en casa y el objetivo es llegar con más modelos originales que pudieron ser cambiados, porque la tradición olímpica marca que se deben cambiar y no vender.

 

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